martes, 18 de enero de 2011

JORDI, NO SÉ A QUÉ JUEGAS

            El sábado asistí, como casi todos los sábados, al programa político de la Noria en telecinco. Los demás programas no me interesan. Y me da la sensación que Jordi, excelente conductor, se siente más a gusto en todos los demás que en este, al que parece asiste obligado porque es su obligación y la dirección se lo exige. El tema del debate fue La jubilación a los sesenta y siete años. El debate siempre resulta atropellado y bronco,  y el excelente moderador que es Jordi esta vez se decidió por lo fácil y, en lugar de moderar con soltura y decisión, optó por las interrupciones impulsivas para formular, sin paliativos -´postura que debería utilizar en el propio debate, sin concesiones- que se veía obligado a suspenderlo y que el próximo sábado continuaría. Y de esta forma, tan poco racional para los que lo veíamos por la pequeña pantalla, nos quedamos con la miel en los labios. Claro, que es mi opinión y es lo que veo y advierto en los ojos de Jordi cuando cambia de panorama y pasa a temas de prensa rosa como fueron anoche los amores de la hija de Pajares y donde el amigo Jordi –que te admiro, Jordi, por tu enorme capacidad y preparación- parece moverse como pez en el agua. Allí tiene a otros contertulios a los que no admiro, pero sí respeto, y con los que conversa con animación y soltura. No voy a hablar de este segundo debate de la prensa rosa, porque cuando comienza este y sus similares, de manera inclemente, apago el televisor o me marcho si es que alguna persona de la casa desea proseguir con él hasta su final. Siempre en el debate político hay dos posturas antagónicas, que es difícil que se concilien: la postura conservadora de los defensores del  PP y la más progresista de los defensores del PSOE y otros grupos políticos. Ayer faltaron dos contertulios habituales, Alfonso y Henri, al parecer- al menos dentro de los debates- enemigos irreconciliables. Sí acudieron por parte de los primeros la inefable Isabel Durán  y la malagueña Celia Villalobos, además del radical Melchor Miralles; por parte de los segundos, un  representante de asuntos sociales del PSOE -no recuerdo su nombre-, la incombustible Maria Antonia y Pilar Rahola, de izquierda republicana catalana. El representante del PSOE, con su juego de vasos con distintos contenidos de agua, dejó claro que España- como todos los países responsables de Europa- está obligado a postergar la edad de jubilación a los sesenta y siete años, con las correcciones que se precise y se acuerde. Lo demanda el sentido común y la crisis de la economía actual, cuando hay constancia que la media de vida posjubilación cada vez es más alta y positiva- y hay que agradecerlo-y en los años veinte puede alcanzar casi los noventa años. Y los jubilados crecen y los trabajadores, que son los que pagan y sostienen el devenir de la otra mitad, si no alargan unos años su jubilación, el sistema de los pensionistas sufrirían una merma considerable en un futuro. El vaso de los pensionistas sube de nivel y el de los trabajadores amengua. Es de sentido común. Lo mismo sostenía Pilar en su primera intervención. Melchor fue –raro en él – más prudente y sensato que otras veces y dejo el tema al arbitrio de los sindicatos y la patronal. Pero Alicia, otrora de izquierda y hoy a muerte son su PP, no quiso tomar el toro por los cuernos y no era partidaria de alargar la edad de jubilación y todo lo encomendaba a la bondad del Pacto de Toledo y que el  verdadero cáncer eran los cinco millones de parados y la mala política de Zapatero. Como su propio partido, se decanta por lo popular, por lo que se le ha hecho ver a la masa que, sin racionalizar la medida, no quiere el aumento de la edad de jubilación. El PP no acepta compromisos y no quiere prestarse a fórmulas contracorrientes y le viene muy bien endilgar una vez y otra que todo el mal de la crisis española se debe a la malísima gestión de Zapatero. Le viene fenomenal no adherirse a compromisos y medidas excepcionales que pongan en peligro sus votos y le impidan ganar las próximas elecciones. Es su único objetivo. Nada de posturas antipopulares. Eso para el Gobierno solo. Echar una mano solidaria para salir adelante no es su compromiso. No les  interesa. Sí criticarlas y esperar que las medidas duras y poco populares que necesita España las haga el PSOE y ellos luego recoger la fruta madura. Porque Isabelita, a la que con tan buenos ojos mira Jordi y a la que le acepta sus continuas interrupciones a Henri y Maria Antonia, cuando ella no acepta que se la interrumpa, de una manera demagoga –tiene voz y recursos siempre, aunque no vengan a cuento, como sus recurrencias al pasado, cuando no tiene argumentos para responder directamente-y aviesa vuelve a la fórmula compasiva de la congelación de los sueldos a los jubilados, a los cinco millones de parados y la política horrible del Gobierno, más concretamente del pobre Zapatero, para quien todo lo que sucede en España de negativo él es el culpable. Y Maria Antonia, socialista y progresista, pasional e ingenua, como no está de acuerdo con Isabelita,  le refriega  que es una manipuladora, que está mintiendo y haciendo demagogia. La otra, que es viva como una centella,   la interrumpe y no la deja hablar y se enzarzan en una discusión que Jordi es incapaz de cortar y de poner a cada  cual en su sitio e imponer su autoridad de moderador. Le es más fácil decir hasta aquí hemos llegado y con vosotros es imposible establecer un debate serio. Y entonces se levanta y nos deja a todos los televidentes con un palmo de narices. Y ahora sus ojos cambian, su postura se normaliza y, como un glotón con su plato favorito, se lanza, como envuelto por una aureola de felicidad, al tema de la prensa rosa, que el público prefiere, para el que tiene un tema más que apropiado esa noche como es, en  esta ocasión, los amores de la hija de Pajares. Es lo que da el país y lo que demanda el público Y Jordi, que es muy inteligente, sabe como organizarse y achacar el desplante, el fiasco del tema político, al no saber estar de los comentadores. Y él, como no, el gran responsable, una vez más se va de rosita.





No hay comentarios:

Publicar un comentario