lunes, 22 de agosto de 2011

Jornada mundial de la juventud







 










          Desde el jueves, 18 de agosto,  hasta hoy, 21 del mismo mes, Benedicto XVI-otrora cardenal Ratzinger-ha mantenido un encuentro, en Madrid, con los jóvenes del mundo, en la llamada “Jornada mundial de la Juventud”. Al parecer, más de un millón de jóvenes  ha tenido un contacto directo con el  papa, ha asistido a sus Asambleas, misas, actos religiosos, donde el pontífice católico ha intentado transmitir lo que la Iglesia de Pedro piensa sobre las virtudes que deben adornar la actual juventud, entre las que ha descollado la mansedumbre,  sus caminos más cortos hacia Dios, tomando, como base de ello, el evangelio de  Cristo, el ejemplo más palpable y sólido para llevarnos a la paz, la responsabilidad y la solidaridad. Dicen que no todos esos jóvenes son cristianos y que muchos de ellos acuden para plantarse su  verdadero camino, su examen de estado para orientar su vida en este mundo, tan globalizado, donde todos tenemos que arrimar el hombro para cambiar su perspectiva y conseguir un mundo más solidario, en este sofisticado sistema de intereses en el que estamos inmersos. Con este motivo,  cada x años se organiza, en alguna ciudad importante del mundo, este encuentro de la juventud  con el papa. Según cálculos, los gastos han sido cuantiosos para esta época de crisis, por los enormes montajes que ha supuesto, los medios extraordinarios que  han debido emplearse en muchos estamentos, los abaratamientos en trenes, autobuses, comedores, hoteles, el uso  excepcional de personal capacitado con sus horas extras incluidos, las exhibiciones fuera de lugar llevadas a cabo por el ejecutivo, el traslado de imágenes de los 14 misterios-obras de reconocido mérito escultórico- con sus seguros correspondientes etc,  así como la limpieza de las zonas donde, durante esos días, se ha desarrollado la acampada y las asambleas. Un país en  crisis agobiante, como la que padece este país, no se puede permitir tamaño dispendio, aunque ahora, los conservadores –esos que han mirado con lupas los desmanes económicos del gobierno- afirman que el gasto está compensado. Claro, la venida del papa y el eco de su doctrina conservadora no es un mal negocio para ellos. De tal modo, que el teólogo Tamayo se ha permitido afirmar que el triunfo papal pidiendo afanosamente la vuelta a Cristo, la vuelta a la catolicidad del país, ante el fervor multitudinario de más de millón y medio de jóvenes, ha puesto en bandeja el triunfo de los conservadores, ante un gobierno que se proclama laico, aunque, en verdad, ha puesto todos los medios necesarios para esa triunfal venida del papa, como si fuese confesional . A mi, estas Jornadas de la juventud mundial, me han decepcionado.  Salvo los fervorines, la exaltación de sentimientos, las externas manifestaciones piadosas, pongo como ejemplo el costoso Vía Crucis que se ha organizado, donde han transportado a Madrid, reitero, figuras escultóricas y misterios de incalculable valor que han desfilado por las calles de Madrid, como si fuese una síntesis de Semana Santa, entre aplausos y lágrimas de jóvenes y pueblo de Madrid. Estas y otras parafernalias han constituido el grueso contenido de estas jornadas. No creo que los jóvenes planteasen ponencias sobre los temas que más le acucian, se hayan establecido comisiones de estudios, para exponerlas, discutirlas y sacar conclusiones  sobre las mismas, como sucede en asambleas democráticas No me llegan que hayan surgido discusiones o polémicos planteamiento de cara a los temas que hoy interesa a la juventud. Tan solo los discursos del papa orientando los caminos que hay que seguir en este mundo tan globalizado y difícil, donde el sentido cristiano está tan deteriorado y las vocaciones entre los jóvenes, con vista al sacerdocio y la vida conventual, son cada  vez  más exiguas. En eso sí que habrá incidido el papa y todo su elenco de cardenales y eclesiásticos que han organizado estas vistosas jornadas para que la doctrina de la Iglesia, en lo que respecta a la juventud, sea la única que se resalte, porque piensan que sólo ella es la luz del mundo y que solo ella marca los caminos seguros y válidos conforme a su religión y sus creencias y, como ella es la maestra y todos los demás son aprendices en los  valores del espíritu, la única voz que hay que resaltar es la de su pontífice y todo se ha organizado con esta finalidad, que se ha permitido expresiones como la de “solo se puede seguir a Jesús en la Iglesia”,  (católica, por supuesto), que “sin iglesia (católica), no hay cristianos”, que “quiere católicos que oigan misa, que comulguen y se  confiesen”, que”no se puede seguir a Jesús en solitario, que el modo de hacerlo es “ en la comunión de la Iglesia”, instando a los miles de jóvenes católicos a que vuelvan a sus países para evangelizar a sus coetáneos, que busquen a los “que no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios”, que lo intenten hasta donde “hay rechazo o indiferencia”, etc. Y les ha sugerido los caminos a seguir ante la pregunta sobre su elección de estado: “¿Qué quiere Dios de mí?” Y expuso las tres opciones de sacerdocio, vida consagrada y matrimonio. Entonces, en ese momento crucial de elección “dejaos llevar por el Señor y ofreceos”.A parte de esas frases lapidarias que me han llamado la atención, confieso que apenas  he seguido estas Jornadas, solo de forma esporádica y leído solo  los titulares de alguna prensa y he escuchado algún debate en televisión. Y tal como se ha desarrollado y expresado ese círculo católico me ha bastado y sobrado para captar el sentido de estas Jornadas. “Con la Iglesia hemos topado, Sancho” Cuando el papa acude a cualquier Asamblea no es para discutir temas con los extraños e ignorantes laicos, él viene para hablar e imponer sus criterios y aconsejar según mandan su cánones indefectibles y todos los demás-niños jóvenes, maduros, viejos, personas de cualquier condición y edad-, vienen a escucharlos, sin más criterios que su autoridad  y su infalibilidad. La Iglesia católica, apostólica y romana, es dictadura, porque considera que es la expresión de la palabra divina. Cualquier otro criterio no es válido, por eso solo su pontífice las preside y las orienta. Pero es curioso y, además, triste y hasta cruel, que  en estas Jornadas Mundiales de la Juventud, no está presente una parte importante de ella, que son los miles de jóvenes africanos y de otros países comidos por el hambre y la miseria y que no pueden asistir a estas  Asambleas multitudinarias de la felicidad. ¿Creen ustedes que el Cristo evangélico hubiese prescindido de ellos y no los hubiese buscado con lupa por toda la tierra cuando tanto se habla de globalización?  ¿Se hubiese quedado estático en su mullida estancia vaticana, rodeado de todas las comodidades y adelantos técnicos, remirando su enorme biblioteca, sus grandes pinacotecas, todo ese elenco de colecciones de esa maravilla inigualable que es el Palacio Vaticano y sus estancias y jardines..., sabiendo que mueren de hambre y de hacinamiento miles de jóvenes de tantos lugares por falta de cuido, de atención, de hospitales, de comida...y que no podrán asistir como el resto de los jóvenes con posibles, a escuchar su voz autorizada? Solo leyendo el cristiano evangelio deducimos lo que Cristo hubiera hecho sin tamo de sombra. Hubiese vaciado el Vaticano y todas las riquísimas iglesias de la cristiandad y hubiese acabado con la miseria y la sordidez de esa juventud hambrienta para que se desplazase a Madrid , en igualdad de condiciones. Pero no se preocupen los católicos conservadores, los meapilas, capillitas etc... Desde el primer intento de acabar con la riqueza de una Iglesia que él no fundó, lo hubiesen tomado por loco a ese Jesús que ellos reivindican como suyo, y lo hubiesen encerrado en un manicomio. Y la hermosa locura de Cristo hubiese acabado en sacrosanta desolación. Esa es la tristeza que me produce esta visita del papado en este jolgorio en olor de multitudes que no lleva a ninguna parte. ¿Cómo puede pensarse que el representante de Cristo, cabeza visible de la sacrosanta Iglesia acatólica, apostólica, romana, plagada de las riquezas más excelsas y admiradas del mundo, sea creíble? ¿Dónde está la razón de su credibilidad? El que tanto ama a la vida, que no permite el aborto¿ cómo, con tantos tesoros  y poder permite que mueran miles y miles de personas de hambre, de miseria, de desolación? ¿Dónde está su amor a la vida? ¿Por qué no la reivindica de verdad, dedicando solo una parte de su riquísimo patrimonio en salvarla de estas lacerantes lacras? Que se lea el evangelio, que medite sobre la pobreza y la riqueza que aparece en el libro santo-no en las frases de poder ya manipuladas e interpoladas desde la época de Constantino- y saque las consecuencias pertinentes. Ante este velo de sombra, de poder soberbio y autoritario, un verdadero cristiano jamás podrá ser católico. No hay ciego mayor que el que no quiere ver.




viernes, 19 de agosto de 2011

Carta -respuesta a Don Gonzalo Leyva, gerente de "Atencion al Oyente" de Iberia







Don  Gonzalo Leyva, gerente  Atención al Cliente de Iberia:


Muy sr.mío:  Acabo de recibir su carta de disculpa-09 de agosto del 2011- en nombre de Iberia por el desgraciado retraso de la noche del 29  de julio del presente en Ginebra y por dejarnos tirados en Madrid en la madrugada del treinta. Cuando se ha hecho todo lo posible para que esto último no sucediera, podría aceptarse, pero teniendo medios y normas que le obligaban a no hacerlo –se trataba nada menos que de 38 pasajeros para Sevilla- y no los pusieron en práctica, estas disculpas las echo en el cesto de los papeles. Y no se moleste, porque los molestos, cabreados  y en estado de indefensión en la solitaria y enorme terminal 4 del aeropuerto de Barajas, fuimos nosotros, después de un retraso de más de dos horas.

El segundo aspecto que siempre cumplen ateniéndose al Reglamento CE261/2004 respecto a la asistencia personal, esta vez –que casualidad- , por las razones que fueran, 0000lo incumplieron sobradamente. Y sabiendo que en la madrugada nos transportaron al hotel Atocha y que en el hotel que nos proporcionaron nos negaron cena y desayuno, tiene el humor negro de decirnos que le pasemos las facturas de comidas, bebidas etc., sabiendo –lea mi informe- que nos quedamos in albis en esos apartados. Es verdad que al llegar de nuevo al aeropuerto y, con el tiempo justo, tomamos un café y tostadas, al menos eso hicimos mi mujer y yo ¿Cree usted que procedía en esos momentos apresurados pedir al dueño del bar facturas por un ridículo desayuno cuando nos urgían para embarcar?

Llegamos al pueblo doce horas después de lo estipulado. A las doce de la mañana. Y los que tenían que trabajar ese día no pudieron cumplir con su obligación.¿Le parece correcto?

Lamentable, sr. mío. Todo queda reducido a su petición de disculpas - que le reitero que no acepto- y al salvavidas justificativo de unas facturas impensables que, bien sabe y se lo reitero, no pudieron existir, pues el propio hotel solo nos proporcionó dormir y nos negó otro tipo de asistencia.

Es triste y gravísimo que un hecho tan deplorable quede sólo en una disculpa como cualquier hecho baladí. Por desgracia, los poderosos son los poderosos y el españolito de a pie tiene que conformarse  con el pataleo. Bueno, puede denunciar a Iberia y ¿qué cree usted que pasaría? No me haga usted reír, porque sería una risa muy amarga.







Fdo. Laureano Jiménez Carrión.

martes, 16 de agosto de 2011

La irresponsabilidad del poderoso


   38 personas, que viajamos a Alemania- Suiza, en un viaje organizado, al regreso a nuestro país, desde Ginebra, nos vimos impelidos  a una espera de algo más de dos horas el día 29 de julio del 2011. El avión, con salida a Madrid a las 19 horas, no lo haría hasta las 21. El retraso puso una nota discordante en nuestro feliz periplo de nueve días por la Europa verde y  boscosa del sur de Alemana y de Suiza, nos avinagró el rostro y la esperanza de llegar a nuestro pueblo a las 24 horas. Todos parecíamos presas del desconcierto y aguardamos, como pudimos, en bancos, en paseos más o menos largos por la terminal, acercándonos, de vez en cuando, a algunos de los bares para tomar algún refresco. Cuando ,por fin, nos anunciaron la hora de embarque, un profundo alivio nos invadió desde los pies a la cabeza, sobre todo los que, hasta ahora, jamás habíamos sufrido un retraso en los muchos vuelos efectuados. Pero, bueno, ya estábamos dentro del avión y a esperar, con paciencia, el trasbordo desde Madrid a Sevilla. Algunos pensaban que íbamos a tener dificultades para enlazar con el de las 22 horas. Cuando ya se normalizó el vuelo y el avión tomó la altura deseada, el  comandante exculpó el retraso, pidió disculpas, alegando una fuerte tormenta sobre los alrededores del aeropuerto de Madrid, que impidió la normalización de los vuelos. El avión no aterrizaría en el aeropuerto de Barajas hasta después de las 23´30. No dijo nada acerca del enlace o no con el de Sevilla, pero la azafata principal nos pidió que no nos preocupáramos, que enlazaríamos, pues, siendo más de 15 los pasajeros, el avión de enlace en Madrid estaba obligado a esperar, más aún, cuando el contingente se acercaba a las 40 personas. Esta seguridad nos conformó el ánimo. Llegamos a la hora prevista y nos dirigimos a la terminal 4, la enorme, la increíble terminal 4, más  enorme e increíble esta noche sin apenas flujo de personas, de pasajeros. Nuestro encargado se dirigió a la Oficina  de Iberia y allí se percató de la cruel realidad. Pese a sus obligaciones, el avión de enlace había volado hacia Sevilla, medio vacío de pasajeros. Y la dura realidad era que, a las veinticuatro horas, estábamos allí, en medio del aeropuerto,  con caras de tontos, sin saber cuál sería nuestro próximo destino. Nuestro encargado parecía estar con el cerebro plano, pues no tomaba decisión alguna  y no funcionaban ni bares, ni restaurantes pata tomar un ligero bocadillo con algún refresco o cerveza. Nada. Algunos, incluso, deberían  incorporarse hoy mismo- ya pasaba la media noche- a su trabajo. Lo más lógico y responsable para la poderosa Iberia era fletar un pequeño avión, que debería almacenar para las emergencias, y plantarnos en un vuelo a Sevilla. Era lo que, en justicia, procedía Pero no. Nuestro encargado no lo consiguió. Ignoro si lo pidió y lo exigió con coraje. Lo cierto es que su joven rostro estaba pálido, como desolado. Por fin nos llevo a la oficina de reclamaciones y oficiamos  nuestra protesta, pidiendo los hipotéticos daños y perjuicios, que es lo único que podíamos esgrimir, y que quedarían, como siempre sucede, en aguas de borraja. Y ahora aún más la poderosa Iberia se reiría de nosotros. El Estado había dejado escapar su mayoría en la empresa y ya, en la práctica, era una empresa privada más para decidir según sus intereses. Y éramos unos pobre diablos para imponer y exigir nuestros derechos. Larga noche nos esperaba. Larga y hambrienta noche. Iberia sí nos proporcionó un hotel, nada menos que en la calle Atocha, pero sin derecho a  cena ni desayuno. O sea, que también nos castigaba –como a los niños malos-, sin comer. Allí pasamos las horas que restaban hasta la vuelta al aeropuerto para tomar el vuelo-ahora de verdad- al de san Pablo, de Sevilla. Cuando llegamos a nuestro pueblo eran las 12 del mediodía pasadas. Doce horas después de lo programado. Era un enorme día de azul y sol. Esto habíamos ganado, pero perdido el frescor  y el retinto verde de los bosques, los parques y los jardines de Alemania y Suiza. Me quedé con las ganas de conectar con algún periodista que contase a España lo que Iberia hace con sus viajeros en las horas dificultosas y complejas. Se ríen de sus propias leyes. Pero al cabo de los días pensé que mi ocurrencia era una soberana estupidez y me avergonzaba de mi ocurrencia, que desgrané con muchos de mi compañeros, algunos muy sensatos, que se reirían de mis idealismos, y no les faltarían razón. Porque en este irresponsable país, que también es el mío, este tipo de protestas no tiene sentido y luchar con los poderosos, con esta mafia del poder, no  va a ninguna parte y nadie va a prestarte su apoyo, o su mano  Lleves o no lleves razón. Las de los poderosos son las que valen y son las efectivas. Tus compañeros te mirarán con cara de lástima y dirán para sus adentros, mientras sueltan su carcajada profunda, que a qué viene esta pica en Flandes. Y me compadecerán y se dirán, más de una vez: este hombre parece que está en la luna; en este país este tipo de ayuda solo es pensable en salsa rosa, en  programas del mismo corte, en las revistas del corazón,  donde encuentras a los paparachis al vuelo de los escándalos sentimentales o econnómicos delos famosos y famosillos; pero que Iberia deje colgados a 40 personas en el Aeropuerto de Madrid, esto no es noticia para los periodistas y no tiene repercusiones. A pocas gentes interesa en España. Y soy consciente que mi estupidez es grande y que mis compañeros llevan razón. Aquí, el carril,  carretero, amigo. Las denuncias a los poderosos irresponsables que cometen este tipo de tropelías o roban a mansalva descapitalizando el país,  no llegan a prosperar jamás. Te producen tristeza, cómo no si eres un persona responsable, pero es la verdad, la triste y desolada verdad.